¿Qué es la poesía? —Me pregunto entusiasmada, mientras daba un sorbo a su café.
Yo por mi parte, hice una pequeña pausa para verla fijamente. Tomé el último sorbo de mi café y posé mis manos sobre las suyas.
—La poesía es tu melena agitada por el viento y esa sonrisa iluminada por el sol de enero. —Le dije, mientras ella se ruborizaba completamente.
—Son tus ojos cristalinos clavados en mi después de arroparte en un resfriado, ahí encuentro la poesía.
Me encantaba su rostro pintado de un tenue color rojo y su nerviosismo al escuchar cada frase que salía de mi boca.
—Tus manos suaves acariciando mi rostro hacen poesía. Tus caderas al caminar componen sinfonías y tus labios en mi piel siempre me invitan a plasmarlos en forma de rimas.
—La poesía está en una de tus carcajadas, sinónimo de los acordes armoniosos que se escuchan a nuestras espaldas. —Le dije al unísono de la melodía que interpretaba la guitarra.
Al salir de aquel café nos sorprendió una repentina lluvia a medio camino misma que nos dejó completamente empapados de pies a cabeza. Como era costumbre, nos pusimos a saltar bajo el agua como haciendo una danza al amor.
—¿Porqué te detienes, amor? —Me pregunto con un semblante de incertidumbre, instantes después de quedarme quieto repentinamente.
—La poesía está en tus caderas cuando generan ese vaivén al ritmo de una canción. Es la combinación de tu aroma mezclado con aquella fragancia a maderada que tanto te gusta usar. —Le respondí, mientras la lluvia nos seguía empapando por completo.
Suavemente con mi mano despeje su rostro cubierto por su cabellera mojada y continúe.
—Mi cielo, la poesía es tu cuerpo desnudo. Tus senos al descubierto son versos que me dejan cautivado, tu silueta denota la mejor de las literaturas, aquella escrita sobre papel hecha totalmente a mano. Tu vientre plano me pronuncia las mejores estrofas y para mi es sagrado saber que puedes albergar nuevos versos en el. Tus piernas contorneadas danzan para mí, formando nuevos textos, convirtiéndote en poesía. —Le dije mientras la lluvia cedía poco a poco.
La tome de ambas manos mientras por su rostro corrían las últimas gotas de lluvia, mezcladas con un par de lágrimas.
—Tú eres la poesía. En cada paso que das haces que nazca un verso más profundo, con cada risa, cada lagrima, cada ilusión que compartes con el mundo haces poesía. Eres los versos literarios más codiciados, eres mil prosas de amor redactadas en cientos de mis escritos. Igual que la poesía, esa que te llega al alma y se incrusta en tu pecho. Ilusión de mujeres que leen mis escritos, por ser la poesía de alguien y el sueño de los hombres que me leen por encontrar un verso bien redactado como lo eres tú.
La noche había caído a nuestras espaldas. Ella aun sollozando me sorprendió repentinamente.
—No sabía lo que era la poesía. —Me dijo, mientras reposaba su cabeza en mi hombro, bajo la luz tenue de la luna saliendo en el horizonte,
—La poesía debe penetrar tu alma hasta dejar una marca, debe de erizarte la piel apenas la lees. Te hace vibrar el corazón con cada línea que la compone y te llena el alma de sentimientos puros. —Le dije antes de robarle un beso.
Ella no lograba entender lo que era la poesía y para mi ella era la representación hecha realidad de lo que es la misma. Ella es poesía y compone los mejores versos de mi vida.