Llegaste así de la nada, sin caretas ni prejuicios, solo llegaste.
Llegaste y las notas del piano cobraron sentido,
la flora seca de mi jardín poco a poco reverdeció.
Llegaste como arcoíris después de una estrepitosa
tormenta, con una sonrisa al mal tiempo, solo llegaste.
Llegaste y entendí que el silencio no es malo
si los corazones se hablan.
Entraste por la puerta y no pusiste candados,
de ti aprendí lo que es la libertad.
Llegaste y los ¿por qué? tuvieron respuestas inmediatas.
Comprendí el significado de la palabra amor que,
dicha de tu voz me hace vibrar el corazón.
Llegaste como el poema que toca tu corazón en cada frase.
Llegaste como la brisa a la orilla del mar.
Llegaste como el canto de los pajarillos en primavera.
Las canciones de amor las comenzamos a protagonizar
y mis poemas a tu nombre comencé a redactar.
No se si fue un lunes, martes en primavera o verano.
Solo llegaste….
Llegaste y te sentaste a la mesa conmigo, entre platicas
y risas el café calientito me supo más rico.
Llegaste y tu olor impregnaste en mi abrigo, tu carisma
lo dejaste marcado en mi corazoncito y tu sonrisa la
llevo como amuleto a todos lados donde camino.
Llegaste y tu luz alumbro hasta el rinconcito más obscuro,
las risas se convirtieron en parte fundamental de nuestro mundo.
Llegaste sin previo aviso.
Llegaste y todo cobró sentido.
Autor: Andrés Venegas