Mi vida cambio

Cuando te conocí mi corazón se aceleró estrepitosamente, como ir por la carretera en una Harley Davidson a 200 kilómetros por hora. Las manos sudorosas a causa del nerviosismo salieron a relucir. 

Mi cerebro maquilaba a marchas forzadas la frase, que en mi interior necesitaba ser perfecta, al verle acercándose a mí con esa sonrisa tan despampanante que cautivaba a cualquiera. 

No pude pronunciar palabra alguna a pesar del intento de mi mente por hacerlo, simplemente me dejo atónito ante sus encantos. A veces el silencio es quien mejor expresa lo que las palabras no pueden comprender. 

Fue ahí donde sin duda me enamore. 

Aun no logro entender la magia de aquella sonrisa que se gesticulaba entre las comisuras de sus labios y que a decir verdad sorpresivamente había causado una especie de ciclón que arrasaba con todo dentro de mi corazón. 

De pronto los miedos desaparecieron y la ilusión se hizo presente, la inseguridad en mi persona causada por los extractos sociales dejó de tener sentido al sentir las yemas de sus dedos recorriendo por mis manos. 

Y así poco a poco la vida fue tomando un sentido diferente, la soledad me soltaba de entre sus brazos mientras un cálido —Te quiero — me arropaba en lo más profundo de su ser. 

La coraza dura que cubría a mi herido corazón parecía disolverse como algodón de azúcar sumergido en agua cuando sus manos a manera de caricia recorrían mis mejillas antes de cada beso. 

La atracción física no se podía negar, pero, su belleza iba más allá de su talla y complexión, sobrepasaba su vestimenta y enseres con los que se adorna cada día antes de salir de casa. 

Su belleza radicaba en sus más puros actos de amor, tendiendo la mano al necesitado, ayudando al animalito desamparado o jugando con los más pequeños sin reparo. 

Su forma de ver el mundo hace que cualquier problema en la sociedad parezca minúsculo ante la buena cara que sabe ponerle a cada situación. 

Fue por eso que me enamoré. 

Su belleza interna es inefable, su enorme corazón inspira, cautiva y arrebata cualquier dolor que oprima tu pecho. Esa es su esencia, tan característica, aparentemente tranquila, pero con el poder de mil ciclones que puede arrasar con todo a su paso. 

Cuando llego de pronto las dudas dejaron de existir, los colores de la primavera resplandecieron como nunca y sobre todo los inviernos dejaron de ser tan fríos.  

De pronto llego y lo quise intentar, solo llego y mi vida cambio. 

Autor: Andrés «lobo» Venegas

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