¿Has visto una fogata incandescente en medio de la noche?
Los destellos de fuego que brotan de un par de leña,
aquellos que alumbran la obscuridad que niebla la vista.
El calor que emana de donde nace la llama y cubre
cada centímetro de ti, protegiéndote de un frío inminente.
Hay momentos en los que sus pequeñas chispas la iluminan como
fuegos artificiales, una belleza natural.
Así es ella, cuando te encuentras en un callejón sin salida
envuelto en un manto de obscuridad te ayuda a encontrar la
luz de salida.
En ocasiones me sorprende de la nada con un abrazo,
con una carta escrita a mano e inclusive con una sonrisa discreta
al alba.
Me envuelve en un calor que me hace sentir como en casa,
olvidando con ello cualquier problema por mínimo que sea.
Quizá a veces siente que su brillo es pequeño,
pero sus periódicos destellos hacen que su luz adorne la noche.
Ella es como los destellos de fuego, ilumina tu vida, da calor cuando
lo necesitas y con sus pequeñas chispas hace que tu fuego interno
vuelva a renacer aun, cuando de ti solo quedaban brazas.
Por: Andrés Venegas